Félix Ruiz González, nuevo miembro de la Junta Directiva de la Confederación Internacional de Sociedades Musicales (CISM)

Félix Ruiz González, nuevo miembro de la Junta Directiva de la Confederación Internacional de Sociedades Musicales (CISM)

La Confederación Internacional de Sociedades Musicales (CISM), entidad europea que agrupa a federaciones y asociaciones de bandas de música de más de veinte países, ha incorporado al músico y gestor cultural español Félix Ruiz González a su Junta Directiva.

Ruiz González, presidente de la Confederación Española de Sociedades Musicales (CESM) y de la Federación Andaluza de Bandas de Música, cuenta con una amplia trayectoria como saxofonista, compositor, director de banda y representante institucional. Desde sus responsabilidades en España, ha defendido de forma constante el valor de las sociedades musicales como motor cultural, educativo y social, impulsando iniciativas para garantizar su reconocimiento y protección como parte del patrimonio cultural inmaterial.

Con este nombramiento, España refuerza su presencia en el movimiento bandístico europeo y sitúa a sus sociedades musicales en un espacio clave de diálogo y cooperación internacional.

“Es un honor asumir esta responsabilidad dentro de la CISM, una entidad que representa la riqueza y diversidad del movimiento bandístico europeo. Mi compromiso es firme: trabajar para que las sociedades musicales sean reconocidas como lo que son, auténticos espacios de educación, cultura y convivencia ciudadana.

Las bandas de música no solo interpretan repertorios, sino que crean comunidad, transmiten valores y preservan tradiciones que forman parte de nuestro patrimonio inmaterial. Desde la Junta Directiva de la CISM pondré todo mi esfuerzo en fortalecer su visibilidad, impulsar su reconocimiento institucional y abrir nuevas oportunidades de colaboración internacional que garanticen su futuro.”

La incorporación de Félix Ruiz a la dirección de la CISM supone un paso más en la consolidación de la voz de las sociedades musicales españolas en Europa y abre nuevas vías de colaboración para fortalecer el papel de estas formaciones como patrimonio cultural vivo.

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